sábado, 7 de noviembre de 2009

La Constitución, en el paredón de ejecución (I)

Éste podría ser el primero de una lista de articulillos de aquí su seguro servidor. Una serie que promete ser larga como un día sin pan. Frase hecha, y últimamente muy practicada, que transgrede uno de los artículos fundamentales de la Constitución Españññiola, cañí y olé. ¿Saben cuál es? ¿A que no? Pues eso es porque, lectoras y lectores, no se saben ustedes la Constitución.

Y así no se puede ir por el mundo globalizado éste en el que nos ha tocado vivir. Sabemos que los poderes fácticos (el 5% de la población que domina el 90% de los recursos mundiales) suele pasarse por el forro de los pantalones los Derechos Humanos con bastante frecuencia. De hecho, si son poderes fácticos, lo son precisamente por eso. Porque se dedican a violar constantemente los derechos del 95% de la población restante de la Tierra, con lo que consiguen más poder. Fáctico y del otro.

Bueno. Centrémonos. Que esto iba de España y de su Constitución. Vamos a ello. Oye.

El otro día, navegando por las procelosas aguas de internet, voy y me entero de que “la Dirección” del periódico Público (es decir, los propietarios a través de “la Dirección”) se habían fundido a uno de los mejores columnistas de opinión con que contaba el rotativo. Rafael Reig, se llama el defenestrado.

Al parecer, “alguien” había decidido que sus opiniones no eran tan buenas ni imprescindibles como los lectores del periódico pensábamos. Y “alguien”, a través de la Dirección, tomó la medida de trasladarlo de sección. De Opinión a Cultura. No se trató de un despido, claro. Se trató de una decisión organizativa del periódico. Claaaro, como dice Mariñas. Claaaro. Porque en “Cultura”, el compañero Reig iba a poder despacharse igual de a gusto, tal y como lo hacía en “Opinión”, ¿verdad? Posnó, señora. Posnó.

La propuesta de traslado de Rafael Reig de “Opinión” a “Cultura” (función que, además, desempeñaría con bastantes limitaciones también impuestas por “alguien” a través de la condiciones que “la Dirección” le imponía a Reig) no es una simple decisión organizativa del periódico. Es, sencillamente, el modo de hacerle callar la boca a uno de los periodistas más combativos del panorama español. A uno de los pocos que tiene valor para decir lo que debe ser dicho, valor para denunciar lo denunciable y valor, mucho valor para decirles a los de Público que, si no le dan Libertad para decir lo que sabe y piensa, pueden ir metiéndose el periódico en el culo. O ir usándolo para limpiárselo. Que es, desde luego, lo que voy a hacer yo si me lo regalan. Porque lo que es comprarlo, visto lo visto prefiero leer el código Morse que lleva el papel higiénico.

El despido de Reig se suma, además, al previo y sonado que los dueños de Público practicaron con su anterior director, Ignacio Escolar. La línea que Ignacio le daba al diario tampoco parecía del agrado de sus amos. Demasiado izquierdosa; por lo visto aquello ya les olía mucho a rojerío y contubernio masónico. Así que, mediante otra operación de “organización” interna que encubría una violación del derecho a la libre expresión, se lo cargaron. Pese a que los propios magnates propietarios del diario saben que su “mercado” mayoritario está, precisamente, en la Izquierda política. Pero claro, una cosa es vender Izquierda y otra muy distinta, serlo. No vayamos a provocar, con tanto artículo cargado de razones como puños, que la gente que nos lee empiece a pensar. No, que después de pensar podría darles por actuar. Hala, hala. El señor Escolar que se vaya buscando otro curro. Y el señor Reig, tres cuartos de lo mismo.

Total: Transgresión clara de uno de los artículos de nuestra frecuentemente pisoteada Constitución Española. ¿Que cuál? Si ya les digo: Ustedes no se saben la Constitución. Muy mal. Léansela en lugar de perder el tiempo con el diario Público.

El Artículo 20, apartado d, habla de la cláusula de conciencia, y dice que a los periodistas se les debe reconocer la posibilidad de que, estén en el medio de comunicación en el que estén, escribirán según sus propias ideas, sin ser menoscabados por la línea ideológica de la Dirección o Propiedad del medio.

¿Qué, cómo lo ven?

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